Texto dedicado los ojos mas hermosos que conocí, los ojos de "la" Musa de mis días y mis noches, que me encandilaron desde el primer momento que los ví, te quiero mucho Juli, y estoy muy contento de haberte conocido.
Y por esas cosas de la vida, de las casualidades, del universo, este es mi post número 100, que mejor manera de ferstejarlo que con este texto.
Tengo tantas imágenes en la cabeza que no sé por donde empezar, por otro lado, sé que este texto estará teñido de cursilerías (¿viste que cuando uno se está enamorando es muy difícil no caer en palabras simples?). Estas tampoco pueden resumir sentimientos y tal vez tampoco puedan hablar por el corazón; hay tantas cosas que no se pueden explicar, y es mejor así; los misterios de la vida, de uniones y encuentros, son mejor disfrutarlos y no pensarlos tanto.
En el medio de una búsqueda personal e interna, en la cual, cargaba con respuestas a las que no podía ordenar ni darles las preguntas que correspondían, me crucé (o quizás me encontró) con unos ojos verdes (otras veces celeste, es muy lindo ver que cambian) del color de los valles de altura que me dieron vértigo en algún momento, enmarcados por un cuerpo blanco y suave como el algodón, una boca con forma de corazón o de frutilla (¿viste esas bocas que cuando besan dejan forma de boca, como en las películas?) y el perfume dulce y natural que envuelve todo este cuerpo, delicioso campo de fresias; esta es sólo una descripción física que muestra lo hermosa que es, pero, lo más lindo está guardado dentro de este cofre, fino como el cristal: tiene un corazón que transmite todos sus sentimientos sin miedo a nada, las sombras de las estrellas habitan en su cuerpo, y el alma parece que de tan grande le sale en forma de luz y sabiduría por sus ojos tiernos.
Y te enamora, no hay forma que no lo haga, te enamora su suavidad en las palabras, en la perfección al hablar o escribir, te enamora su absurda inseguridad y te dan ganas de quererla, de abrazarla, de tenerla entre los brazos hasta largas horas aunque no sea mas que mirándola, te enamora su entereza al querer, al decir, al no ocultar, y se la extraña sabiendo que la tenés que dejar porque es tarde y mañana hay que trabajar.
Y siento que su magnetismo es el que me llevo a encontrarla, a encontrar ese norte, y ahora ya no me preocupan tanto las cosas que me dejaban estancado, solo siento alegría al verla hablar o chatear con ella, y pregunta a cada rato si me hace bien, no hay respuesta posible, no hay respuesta que represente cuan bien me hace, y con sus pies pequeños caminamos a la par despacio o a pasos cortos y no hay miedo, sino seguridad, y sus manos perfectas desde los dedos hasta la muñeca, que se entrelazan con las mías. Hay más para decir pero son de orden personal e íntimo, lo único importante es que después de un largo caminar te encontré y espero y quiero que de ahora en más caminemos juntos en la misma dirección.