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miércoles, 27 de abril de 2011

Sueño real.

- Nosotros tenemos la ventaja de soñar despiertos, eso no nos lo quita nadie, estamos donde queremos cuando queremos.
- Hay un problema en lo que dice, los que sueñan despiertos tienden a confundir los sueños con la realidad, esto a simple vista parece una ventaja, pero, cómo mezclar algo tan mágico y lindo como los sueños con algo tan desagradable y triste como la realidad.

Y la discusión se prolongó por la eternidad...

Gastón Pigliapochi
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viernes, 15 de abril de 2011

Oscuridad

Luego de una siesta primaveral, de la que un hilo de baba lo despertó, Juan se restregó los ojos y los abrió: todo estaba a oscuras, no había ni un pequeño haz de luz, se dirigió al interruptor lo apretó y nada. Tampoco había ruido alguno, apresurado y torpemente fue hacia el living en busca del telefono, cuando intentó llamar no había tono. En ese momento pensó en salir a la puerta pero no encontró las llaves manoteó el picaporte por si no había cerrado, y nada.
Tanteando el aire encontró la mesa, tanteando esta en los bordes llegó hasta una silla, se sentó y se puso a reflexionar, todo seguía en la calma absoluta. Supuso que las casualidades no existían y pensó lo peor que podía pensar; estaba muerto.
Muchas veces había pensado y escrito sobre el infierno, tiene dos ideas acerca del mismo. La primera apunta a un lugar lleno de gritos inhumanos, de hombres chillando como cerdos, ante las peores torturas y humillaciones, un infierno regenteado por un ser indescriptiblemente monstruoso, un lugar en el que hombres y mujeres sufren de los mismos dolores y donde estos son por la eternidad, no hay placer alguno posible. La otra idea es completamente inversa: un lugar que lo maneja un tipo lo más humano posible, delgado, bien vestido, de pelo corto y barba cuidada. Aquí no hay sufrimientos, sino que los placeres que más disfrutaron o quisieron disfrutar en vida los hombres y mujeres se hacen repetidos y eternos, haciendo que ya no sean placeres sino que sufrimientos, aquel que disfrutaba de orgías, se encuentra en una orgía interminable y solo desea que termine, cada infierno en este es particular.
Lejos de estas ideas, Juan desesperado busca un marcador que sabe estaba en la mesa, lo encuentra y comienza a escribir sobre la tabla, escribe lo que cree que es el infierno en ese momento. No hay dolor, ni sufrimiento, no hay placer eterno, no hay mandinga ni nada. Es solo él en esa oscuridad, solo. No hay peor infierno inimaginable que este, hablar con nadie, no ser escuchado por nadie, la soledad como única compañía y en lo cotidiano. En un lugar tan conocido y a la vez tan extraño, entre las sombras; sin poder ver nada, una ceguera en la nada, sin nadie y con completa consciencia. Sentado se tomó la cabeza y una lágrima recorrió su mejilla, y se reclinó.pasaron horas, tal vez días.
Su cabeza apoyada sobre la mesa y un brazo colgando, de esta manera lo encontró su hija, que al no poder comunicarse había llegado a ver si le pasaba algo y a preguntarle como sufrió la semana de corte de luz. La mujer se toma la boca y tapa sus ojos al ver la imagen, el cuerpo, la mesa escrita, el tubo del teléfono colgando y las llaves en el piso.



Gastón Pigliapochi
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